JUSTINE
Dentro de la más dulce embriaguez, la Delbène me llevó hasta su cama y me empezó a devorar a besos.
- Un momento -dice, toda encendida- un momento, mis buenas amigas, pongamos un poco de orden en nuestros placeres, sólo se goza de ellos planeándolos bien
Tras estas palabras, me estiró las piernas separándolas, y, acostándose en la cama boca abajo, con su cabeza entre mis muslos, me besó el coño mientras que, ofreciendo a mi compañera las nalgas más hermosas que puedan contemplarse, recibí de los dedos de esta bonita muchacha los mismos servicios que me prestaba su lengua. Euphrosine, conocedora de los gustos de la Delbène, alternaba sus escarceos con vigorosos golpes sobre el trasero de la superiora. Vivamente electrizada por el libertinaje, la muy puta devoraba con pasión el caudal que hacía brotar constantemente de mi ya, para mis años, desarrollado y exuberante coño. Algunas veces dejaba de comerme el coño para mirarme, para observarme en el placer de mis tremendas corridas en su boca.
- ¡Qué hermosa es! -exclamaba la zorra- ¡Oh! santo Dios, ¡qué interesante es! Sacúdeme, Euphrosine, menéame, amor mío, quiero morir embriagada de sus jugos
- Cambiemos todo -exclamaba un momento después- querida Euphrosine, debes querer lo mismo de mí. Pienso devolverte todos los placeres que tú me das. Esperad, mis pequeños ángeles, voy a masturbaros a ambas a la vez
Nos pone en la cama, una junto a la otra. Siguiendo sus consejos, nuestras manos se cruzan, nos acariciamos mutuamente. Su lengua se introduce primero dentro del coño de Euphrosine, y con sus manos nos cosquillea el agujero del culo. De vez en cuando deja el chocho de mi compañera para venir a succionar el mío, y recibiendo cada una de esta forma tres placeres a la vez, podéis imaginar hasta qué punto echábamos copiosamente jugos de nuestro interior. Al cabo de unos momentos, la bribona nos dá la vuelta. Le presentábamos nuestras nalgas, nos meneaba por debajo acariciándonos el ano. Alababa nuestros culos, los estrujaba, y nos hacía morir de placer. Saliendo de allí como una bacante ...
NO VERTE
... Hace días que no se de ti, que no me deleito con el placer de verte sin poder hacerlo, de sentirte al otro lado sin que dejes de estar siempre al mío, en ese otro mundo del que no soy parte física pero en el que entro siempre.
Hace días que no pronuncio tu nombre en alto, aunque no dejo de hacerlo en mis sueños, que no noto tus labios en los míos, aunque los noto y los siento cerca, muy cerca de mí.
La espera me domina, me mata y necesito decírtelo, gritártelo.
Con solo escucharte me haces perderme en sueños, deseos, pasiones y sensaciones que solo tú podrás llenar aún sin estar vació mi mundo.
Te imagino sentado frente a mí, acompañado de una copa de vino tinto, con una sonrisa marcada en esos labios que tantas veces he dibujado en sueños, que tanto he besado en sueños.
Todo alrededor se nubla y no me importa nada más. Quiero probarte, gozarte, disfrutarte, sentirte en cada parte, cada célula, cada gemido, cada gesto, cada acto, quiero sentirte mía.
Me acerco a tu sillón y me hinco frente a ti. Deslizo mis manos por tu pecho, subo a tu cara y te miro a los ojos mientras mi lengua humedece mis labios. Tengo tatuadas todas las letras de tus palabras, de tus momentos por mi cuerpo y solo tú sabes cómo recorrer el camino entre ellas.
Lentamente me incorporo y pongo tu copa a un lado, sentándome sobre ti, con una pierna a cada lado. Por fin puedo acercarme a tu cara. Paseo mi lengua sobre tus labios, muy lentamente, disfrutando de ellos, bajando después hacia tu cuello
Mi lengua te lo recorre y noto cómo tu piel se eriza. Te mueves bajo mi cuerpo, tratando de acomodarte mejor, o acaso huyendo de mí. Elevo de nuevo mi rostro y poso mis labios sobre los tuyos. Por fin puedo probar tu saliva, jugar con tu lengua ...
EN MITAD DE TU CAMA
... Estoy en mitad de tu cama, sentada sobre mis rodillas, casi desnuda, solo los encajes negros que me has regalado, y ese pañuelo de seda con el que me has cubierto los ojos, te presiento cerca, eso me excita, sé que me estas mirando, siento como tu mirada recorre mi cuerpo y un fuego comienza a encenderse en mi interior anunciando los placeres que voy a recibir.
Una mano acaricia mi mejilla, mientras me susurras al oído. Un dedo dibuja suavemente el contorno de mi cara, hasta llegar a mi boca, mis labios se abren para recibirlo, chuparlo, mi lengua lo lame. Otra mano comienza a acariciar mis hombros, y hace que los tirantes de mi sujetador se deslicen hasta colgar de mis brazos, sigue hablándome, no dejes de hacerlo...me gusta cuando me acaricias así, un leve roce, que baja y asciende por mis brazos, tus dedos aún húmedos por mi saliva se mueven errantes por mi esternón, hasta llegar con caricias a mis pechos.
Busco tu boca, quiero comértela, y te ofrezco la mía entreabierta, pero una boca que no es la tuya lame mis labios y los muerde suavemente. Debería parar, pero estoy excitada por este juego, tu juego. Dejo que me quite el sujetador, y suaves gemidos escapan de mi boca. Siento mis pezones, duros erguidos, gimo suplicando que me los chupe, ...me complace, mi mano aprieta y soba mi otro pecho, me pellizca con sus dientes y me arranca un gemido de placer, y me arqueo elevando aun más mis pechos, y sigue succionando, acariciando con esa lengua mi duro pezón.
Estoy muy excitada, empiezo lentamente a separar mis piernas, no te oigo, no me hablas, quiero oír tu voz, una mano baja por mi estomago hasta el borde de mi tanga, me tenso, pero un nuevo mordisco en mi duro pezón me distrae y me arranca nuevos gemidos de placer. Lentamente la mano se abre paso por debajo de la tela y se desliza hasta encontrar mi sexo, estoy totalmente excitada y los dedos resbalan en mis jugos, buscan y frotan mi clítoris y no puedo retener el placer que siento, y grito tu nombre ...